Pintor, arquitecto y escultor
Nacido en una familia perteneciente a la clase media (su padre Gumersindo era representante de comercio en el sector de la alimentación y su abuelo notario), pronto destacó por sushabilidades para el dibujo y su admiración por icónicos autores como Picasso, Matisse y Braque. El Charco de San Ginés y la Caleta de Famara son los puntos entre los que discurrió la infancia delaclamado artista. Fue precisamente este último lugar, el de la Caleta de Famara, que inspiró a Manrique para defender el patrimonio natural de Lanzarote, una vinculación que veremos posteriormenteen su obra.
“La alegría más grande que tengo es la de recordar una infancia feliz, veraneos de cinco meses en La Caleta de Famara, con sus ocho kilómetros de arena fina y limpia, enmarcada por unos riscos de más de cuatrocientos metros de altura que se reflejan en una playa como un espejo. Esa imagen la tengo grabada en mi alma como algo de una belleza extraordinaria que no podré borrar en mi vida.”
Durante el estallido, en 1936, de la Guerra Civil española, César Manrique decidió alistarse apoyando al bando franquista, empezando sus actividades en el cuerpo de artillería de Ceuta para, más adelante, dirigirse a otros frentes dentro de la península. Jamás hizo declaraciones sobre sus vivencias durante este terrible episodio de la historia de España. De hecho, al volver a su hogar al término de la guerra, en 1939, no dudó en deshacerse de las prendas de ropa que vistió durante esa época haciéndola arder, no sin antespisotearla con gran odio.
Finalizada la Guerra Civil, el artista decidió matricularse en laUniversidad de La Laguna para comenzar sus estudios en arquitectura, aunque no duró mucho. Dos años más tarde, decide irse a vivir a Madrid y dejar la carrera que estaba estudiando tras recibir una beca de la Capitanía General de Canarias. Por lo que entra en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, lugar donde se gradúa en 1945 como profesor de arte y pintura. Aunque es antes de graduarse, durante el año 1942, que tiene lugar suprimera exposición individual en Arrecife. Debido a la popularidad del surrealismo, decide fundar en los años 50 la galería Fernando Fé, convirtiéndose en la primera dedicada al arte no figurativo del país. Además, el Aeropuerto de Guacimeta, el parador de Turismo de Arrecife y muchos otros rincones de la península se convierten, durante la misma época, en testigos del arte mural del artista, mientras que sigue exponiendo su trabajo en otros países.
Después de trasladarse en 1964 a Nueva York para exponer en galerías como la de Catherine Viviano y empaparse del arte predominante en Norte América, se vuelve a vivir definitivamente a Lanzarote en 1966. Allí, comienza a especializarse en obras relacionadas con el sector turístico, mientras que en 1973 tienen lugar sus primeras colaboraciones con Fernando Higueras, arquitecto que en 1962 había proyectado la casa de César Manriqueen las afueras de la capital de España. Ambos artistas se juntan para poner en marcha varios proyectos dentro de la isla conejera, entre las que se encuentran las obras del Mirador del Río. Son las décadas de los 70 y los 80 que dan lugar a la actividad del artista más relacionada con la creación de espacios integrados con el entorno natural. Además de Lanzarote, otros proyectos dentro y fuera de las islas hicieron partícipe a Manrique, llevando la esencia del arte canario a todos los rincones del país. Por ejemplo, el Centro Comercial de La Vaguada, en Madrid, contó con los servicios del artista en 1983.
“Cuando regresé de New York, vine con la intención de convertir mi isla natal en uno de los lugares más hermosos del planeta, dadas las infinitas posibilidades que Lanzarote ofrecía.”
Haría es el municipio de la isla de Lanzarote al que el artista decide irse a vivir. Construye y decora su nuevo hogar en 1988 y, además, publica ‘Escrito en el fuego‘. En marzo de 1992 se inaugura lafundación César Manrique, lugar que, trágicamente, verá serle arrebatada su vida en un accidente de tráfico en septiembre del mismo año. Lo paradójico de la muerte de Manrique es el propio causante de la misma, pues el artista muchas veces manifestó su odio por la masificación de vehículos.
Esta fundación, ubicada en la anterior residencia del artista, en Taro Tahíche, es ahora la encargada de acoger sus obras así como la de otros artistas. La realidad es que es imposible imaginarse Lanzarote tal y como es hoy sin el trabajo artístico de César Manrique. Era pintor, escultor, arquitecto, ecologista, conservador de monumentos, consejero de construcción, planeador de complejos urbanísticos, configurador de paisajes y jardines y uno de los artistas insulares más relevantes en la historia del arte.
Pintor
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