Hijo de Alberto Agulló Martínez y de Asunción Martínez Antón, el pintor se ha declarado analfabeto además de artista plástico. Casado con Vicenta Serralta Soler, es padre de cuatro hijos.
La infancia y juventud del artista plástico se desarrolla dentro de una etapa convulsa en su ciudad natal porque, durante la época comprendida entre 1930 y 1936, el país se encontraba en plena Guerra Civil y Agulló solo tenía cinco años. Además, durante esos fatídicos años, el pintor sumó el fallecimiento de su madre a la larga lista de crónicas desdichas que le vendrían sucediendo más adelante.
Pasado un año de la pérdida de su madre, Agulló conoció a otras dos mujeres que mantuvieron una relación con su padre. En primer lugar, la acaudalada Elisa Ruíz Fernández, de la que el artista guarda un bello recuerdo. Además de portarse de maravilla con él y con su padre, la madrastra favorita del artista tuvo el detalle de regalarle a Alberto padre una propiedad ubicada en la carretera de Dolores. Esta propiedad constaba de una casa de campo acompañada de unos huertos. Por desgracia, debido al repentino fallecimiento de Elisa, el artista no solo tuvo que volver a despedirse de una figura maternal, sino que tuvo que abandonar la casa que ocupaba además de vender la casa de la carretera de Dolores.
Más adelante, el padre del artista volvió a enamorarse. Esta vez de una mujer cuyo nombre Albert no recuerda, pero lo que sí recuerda es que trató de sacarle todo el dinero que pudo a su padre, dinero que éste había heredado de su amada Elisa.
Es posible que por estos antecedentes en su historia de vida, Albert Agulló, al analizar su pintura, concluye que de su obra no puede esperarse un resultado “alegre”.
“Desde que era un niño muy pequeño siempre he tenido que convivir con madrastras porque tuve la desgracia de perder a mi madre siendo muy joven. Además, he tenido que sufrir en primera persona el período de la Guerra Civil española, algo que, sin duda, ha dejado una huella en mí que no podrá borrarse nunca. Así que creo que mi pintura es triste, igual que pienso que si fuera escritor o poeta mi obra en estos campos también sería triste.”
Durante 1945 y con catorce años recién cumplidos, el artista valenciano empezó trabajando como aprendiz en un taller de carpintería que pertenecía a dos hermanos. Debido a la predilección de Agulló de tener un oficio frente a tener estudios, permaneció trabajando en este taller pese a no entusiasmarle el trabajo de carpintero. Sin embargo, el trabajo que sí le apasionaba era el de ebanista sí, momento en el que tuvo su primer acercamiento con la madera. Albert Agulló aprovechaba los muebles que creaba para añadirle un toque artístico a cada pieza: en los cabeceros de las camas, en las culminaciones de los aparadores o en los toques finales con los que remataba los roperos.
Agulló le sacó tanto jugo a su primera experiencia laboral, que consiguió dominar el tallado sobre la madera. De esta forma, el dominio de esta técnica hizo que se aventajara en destrezas a sus propios jefes. Pasado un tiempo, en algún lugar que ahora no le es posible precisar, coincidió con el canarioManuel Delgado Camino, al que se conoce mejor como Mané. Mané ayudó a Agulló a ir más allá dentro de las inquietudes de artista plástico, puesto que se había decidido a consagrar su vida a la pintura.
“Haré pinturas de cuadros comerciales siempre y cuando pueda no incluir en ellos mi firma”. El pseudónimo empleado por el artista para pintar las series de cuadros comerciales fue el primer apellido de su esposa: Serralta. Durante aquel período de, aproximadamente, diez años, firmó numerosas series de obras de esta forma, además de elaborar cuadros de gran y pequeño tamaño, para el museo subterráneo que su amigo Mané había abierto en la localidad de La Oliva, (Fuerteventura).
Vicenta Serralta Soler es el nombre de su esposa, a la que conoció después de la guerra. Albert era unentusiasta de la danza y Vicenta solía acudir con sus amigas a un baile que se hacía en el campo. De esta manera, se conocieron y su romance comenzó.
En aquel entonces, Albert todavía no era un artista reconocido, aunque al poco tiempo llegaría el Grup d´Elx. Este grupo fue un colectivo de artistas que nació en Elche en febrero de 1965. Se le considera como uno de los grupos más representativos de la vanguardia valenciana de la posguerra y, según cuenta el propio Agulló, esos “rebeldes del arte que ya estaba casi agotado” que componían el grupo eran otras tres personas además de él mismo:
El colectivo de investigadores de arte del Grup d´Elx se movió entre los cuatro o cinco grupos de artistas que hubo en el país durante aquella época. El Centro de Arte Canario fue uno de ellos, uno de los pocos que intentaron evitar que el arte no se quedara dormido, uno de los escasos grupos que intentó avanzar en el arte, uno de esos difíciles de encontrar y capaces de entender el arte.
“Qué pena que no sigan existiendo investigadores de arte como los hubo antaño. El arte es uno de los puntales más importantes que tiene la civilización para que pueda avanzar y, por ello, bien se podía preguntar la sociedad, ¿por qué no se apoya? Está claro: eso en España no le importa a nadie, y a los políticos es a los que menos les importa. Si las cosas se hacen bien, con buena intención y van bien encauzadas, se puede estar muy tranquilo porque ayuda a mantener la cabeza limpia de oscuros pensamientos que cuestionen si se está metiendo la pata. Aún así, es inevitable preguntarse a veces,¿estaré haciendo algo mal?“
Pintor
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